Hubo un tiempo en que la Sierra de Guadarrama, engordaba con leyendas y desmanes de bandoleros, sólo era surcada por carreteros y trashumantes que tenían sus negocios en la meseta norte. Hoy estos paisajes serranos son recorridos por senderos debidamente señalizados. Unos, como el GR10, atraviesan la comunidad madrileña de parte a parte y se pierden en tierras alcarreñas no sin antes invitarnos a conocer bosques de pino silvestre y el monasterio del El Escorial. Otros son más modestos, como la variante del anterior, el GR10-1, o el GR88 que penetra en Madrid después de un singular singladura en tierras segovianas. Además de un descripción de itinerarios propuestos, que pueden ser recorridos en su totalidad o en tramos, según la voluntad del caminante, este volumen se acompaña de una reseña de los lugares más singulares, porque andar es también conocer.