María Martínez Sierra (1874–1974)

Silenciada y casi olvidada, María Lejárraga aceptó su destino. Salvo en certificados, pasaportes u otros documentos oficiales, nunca aparece con su nombre y apellidos. En la vida privada se hacía llamar María Martínez Sierra, y no dejaba de ser un secreto a voces que era ella la inspiradora y autora de las obras de su marido, pero siempre sintió una absoluta indiferencia hacia el éxito, el reconocimiento o la fama.
Fue una mujer excepcional en todos los sentidos. Escribe sus memorias, a las que da por título Horas serenas, aunque finalmente el editor las tituló Gregorio y yo, medio siglo de colaboración. Tiene 78 años, las firma como María Martínez Sierra y son un canto a la memoria de su “amado esposo” a quien, incomprensiblemente, jamás descalificó. Una de sus frases, fruto de su experiencia, puede que nos de una explicación a su conducta: “He llegado a convencerme de que la única razón de vivir está en la alegría con que se vive.”… (altro)

En este libro María Martínez Sierra reúne, según sus propias palabras, varios trabajos que, diferentes por la forma, están íntimamente unidos por la especie. La especie o familia a la que todos ellos pertenecen,antiquísima y muy noble familia del Espectáculo.
El espectáculo es una de las necesidades fundamentales del ser humano. Sin espectáculo no podemos vivir espiritualemnte, como no podemos subsistir materialmente sin alimento. La vida es, por lo menos en las dos terceras partes de su duración, triste, amarga o difícil para todos nosostros, y tediosa para la mayoría que no tienen imaginación suficiente para crearse una diversión interior.… (altro)