Como representante del teatro barroco español, Tirso de Molina (1579 - 1648) es quizás el dramaturgo más fecundo después de Lope de Vega: compuso unas cuatrocientas comedias, de las que se conservan unas setenta. También le agradaba la mezcla de diversos géneros literarios, como sucede en "Los cigarrales de Toledo", ingeniosa y amena miscelánea narrativa, lírica y dramática. La mayoría de los críticos considera a Tirso como el mayor genio del teatro español después de Lope de Vega y de Calderón de la Barca. junto con "El condenado por desconfiado", "El burlador de Sevilla" es una de sus dos grandes obras que se salen fuera de toda clasificación. Tirso se revela en ambas como un inconmensurable creador de caracteres universales prototípicos. En concreto aquí nos encontramos por primera vez con el personaje de Don Juan Tenorio, que habría de dar tanto que hablar en el futuro. A pesar de la gran calidad literaria de este primer Don Juan, el personaje es un mito tan acabado que el tema no se agotaría con Tirso, sino que tuvo innumerables seguidores e imitadores en lo literario, en lo teórico, en la música, en el cine y hasta en la vida real. Después de tantas transformaciones, impresiona encontrarse en esta obra con el original, y sólo por esto ya vale la pena su lectura. ( )