Librería 7. Estante 2.

Probablemente esta obra, como tantas otras, fue construyéndose por transmisión verbal y, en algún momento, empezaron a escribirse fragmentos en diversos lugares e idiomas. Estos fragmentos no son los escritos más antiguos conocidos, pero casi. En esta edición se presentan tres grupos de fragmentos principales (el más grande, procedente de Asiria, los otros dos escritos en acadio y en sumerio) completados aquí y allá con otros más dispersos por todo el Medio Oriente. Uno no puede dejar de pensar en la importancia de este territorio para la historia de la humanidad, y en como todo eso debe estar siendo destrozado por las guerras ahora mismo.

Por eso, gran parte del poema está perdido, aunque con lo que queda se puede recontruir el argumento bastante bien. Hay muchos fragmentos que son poco más que palabras sueltas, y otras escenas nos han llegado repetidas en las distintas versiones. En fin, que sin una buena introducción no es posible enterarse bien. Afortunadamente, Lara Peinado hace su trabajo con mucha competencia.

El personaje principal y sus aventuras han quedado en gran medida como un prototipo. El caso más conocido es la narración del Diluvio, con evidentes paralelismos con la versión bíblica, y también con otras versiones menos conocidas. Pero se registran influencias en otras direcciones. El editor nos muestra las detectadas sobre la épica griega, pero seguro que habría otras hacia el Este y puede que hacia el Norte. Aunque el conjunto resulta algo fragmentario, en parte por la ya mencionada forma parcial en que nos ha llegado, es evidente que aquí encontramos registrados por primera vez algunos de los tópicos literarios más conocidos: la bajada al inframundo, la lucha con terribles y poderosos monstruos, el lamento por el amigo muerto, el largo viaje del héroe, etc.

Así, más que un texto para disfrutar, estamos ante un monumento cultural, y como tal, por supuesto, también debe ser disfrutado. A destacar algunos episodios, como el ya mentado Diluvio, la maldición de Enkidu a una puerta que le lastimó la mano, o el llanto de Gilgamesh sobre su amigo muerto. ( )