Las obras morales de Kant, casi tan famosas como la "Crítica de la razón pura", y sin embargo mucho más influyentes. El conjunto de la "Fundamentación", la "Crítica de la razón práctica" y "Hacia la paz perpetua" son como la Biblia del progresismo actual, aunque la mayoría de los progres no las hayan ni siquera hojeado (algunos sí, claro). El paradigma de los pensadores racionales trata de buscar una base racional sólida para la pregunta sobre la moral, es decir, ¿qué tengo que hacer?. Su respuesta es bien conocida, el famoso "imperativo categórico", que expresa de varias formas en todas estas obras. Quizá no es tan conocido el hecho de que, a partir de aquí, Kant afirma que, si bien ni Dios ni la inmortalidad del alma son demostrables ni imprescindibles para el conocimiento metafísico (la "razón pura"), sí que lo son para que el entramado moral (la "razón práctica") se sostenga. Es decir, que ambas cosas, que conforman, según él, la base de las religiones, no son racionalmente seguras, pero sí tan razonables como necesarias para que exista una moral racional.

Un segundo aspecto que me ha llamado la atención es la escrupulosidad moral, lógica en un sistema tan matemático. Hay que hacer lo que es debido, incluso aunque comporte consecuencias muy indeseables para todos. El profesor "puro", dedicado y protegido por sus investigaciones, sin familia ni lazos afectivos conocidos, creo que falla por la parte irracional de la vida, por los sentimientos. No todo puede ser racional: lo que escapa al filósofo no por ello deja de existir ni de tener influencia. En el fondo, Kant es un optimista de la razón, como digno hijo de su tiempo.

Finalmente, hay que insistir en que resulta muy difícil leer a Kant, y eso que estas obras son, por su materia, bastante menos abstrusas que otras. Nuestro autor tiene sus propias definiciones de las cosas, y, desde luego, las aporta en su lugar preciso, pero uno no puede olvidarlas so pena de no entender casi nada. Y eso, añadido a su rigor metodológico, lo hace un autor muy árido, incluso en las obras más breves. Pero no por eso deja de ser fundamental, yo creo que en moral más todavía que en metafísica. ( )