En la misma linea que el primer tomo, aunque ahora intervienen varios personajes, incluyendo un misterioso médico, aficionado al opio y convencido de sus virtudes, como el propio Collins; de hecho, resulta que el misterio se resuelve, al menos parcialmente, gracias al opio. Destaca también una pariente pobre de los protagonistas, que casualmente es aceptada como señorita de compañía temporal, y que resulta ser una furiosa y divertida evangelizadora que exaspera a sus semejantes. De nuevo se demuestra la habilidad del autor inglés para engancharte y no dejarte hasta que el libro se acaba o te quedas dormido. Fantástico. ( )