"Sobre los ángeles" presenta a un Alberti desengañado y amargo. Es verdad que siempre deja un resquicio a la esperanza, al "ángel bueno", pero es solo de vez en cuando. "Yo era un tonto..." es un homenaje a los cómicos del cine mudo, algunos todavía conocidos (Chaplin, Keaton, Lloyd, Laurel & Hardy) y otros ya olvidados. En ambas obras, el editor se esfuerza por rastrear los motivos inspiradores de los poemas para que podamos entenderlos, tarea siempre compleja y que en el segundo poemario implica buscar películas antiguas, lo que debió resultarle bastante divertido. Con todo el andamiaje de la crítica, los poemas se hacen bastante más comprensibles, pero sin ella probablemente el lector acabaría un tanto aburrido, sin enterarse de las alusiones del poeta. Eso pasa mucho, ya lo sé, pero sigo pensando que, cuando el arte necesita de tantas explicaciones para poder apreciarse, es que algo falla en sí mismo. ( )