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Lou Carrigan

Autore di Tiempo muerto

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Sull'Autore

Serie

Opere di Lou Carrigan

Tiempo muerto (1977) 4 copie
Tu vida vale un centavo (2000) 4 copie
Se vende un país (1977) 3 copie
Quer ser espião? (1977) 3 copie
Salvaje tempestad (2000) 2 copie
Venganza apache (2001) 2 copie
Y murió en la violencia (2002) 2 copie
Una muerte en cada vida (1977) 2 copie
Se busca por asesino (2001) 2 copie
Un ser abominable (1983) 2 copie
Un demonio disparando (2001) 2 copie
Pistolero a bajo precio (1995) 2 copie
Testigo de la muerte (2001) 2 copie
Quemado (2001) 2 copie
Soplo de muerte (2001) 2 copie
Tienen que morir (1980) 2 copie
¿Qué es el Opus Dei? (1901) 2 copie
Mundo feliz (1973) 2 copie
Cazador de tigresas (1983) 2 copie
En la boca del lobo (1973) 2 copie
No me cuentes tu vida (1979) 2 copie
Morir es para siempre (2002) 2 copie
Mereció una oportunidad (2001) 2 copie
Cumple con tu deber (2001) 2 copie
Cuervos (2002) 2 copie
Cuando el sol se ponga (2002) 2 copie
Corazón de oro (2001) 2 copie
Campamento salvaje (2001) 2 copie
Aunque no llueva whisky (2001) 2 copie
Operación estrellas (1976) 2 copie
Don Diego (2000) 2 copie
Mahoma (2002) 2 copie
Manos que perdonan (2000) 2 copie
Los colmillos del lobo (2001) 2 copie
Lord Fabesham (2001) 2 copie
La muerte, mi amiga (1976) 2 copie
La camada (2001) 2 copie
El tren de Wichita Falls (1986) 2 copie
Ese hombre con revólver (1987) 2 copie
Terror party 1 copia
Un cubo lleno de basura (1975) 1 copia
Tumba india (1972) 1 copia
Photolasser 1 copia
El archivo 1 copia
Alguien a quien amar (1983) 1 copia
"Alexandria" 1 copia
Zoocosmos 1 copia
Sirena de Capri (1978) 1 copia
Teatro chino 1 copia
Travesti en Miami (1976) 1 copia
TRANSBERIANO 1 copia
Dulce asesinato (1975) 1 copia
Cuento Chino, Un (1985) 1 copia
Asesinato maravilloso (1976) 1 copia
Kiai de amor y de muerte (1977) 1 copia

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Recensioni

 
Segnalato
archivomorero | Aug 20, 2023 |
Sheldon Kevin, segundo comandante a bordo de la nave «Juliet» en viaje de reconocimiento y estudios espaciales, se detuvo ante el admisor de visitas de la doctora Larson, una de las médicas de a bordo. El admisor tenía una ranura en la que Sheldon introdujo su tarjeta personal, y, acto seguido, en la diminuta consola pulsó una de las teclas.
Cada tecla de las cien tenía un mensaje diferente que llevar al receptor del interior del consultorio de la doctora Larson; había, además, un teclado de letras convencionales por si convenía escribir algún mensaje especial, algo no previsto en el admisor, lo que se consideraba poco menos que imposible..., aunque aquel día Sheldon estaba dispuesto a demostrar todo lo contrario.
La tecla que había pulsado lanzó el impulso al receptor, y, en la pantalla que visualizaba la doctora Maureen Larson, apareció velocísimamente el mensaje prefabricado, con la única novedad de la diferencia del nombre de cada paciente:
VISITANTE: Segundo comandante Sheldon Kevin.
OBJETO: Visitarse médicamente.
DOLENCIA: Malestar general.
… (altro)
 
Segnalato
Natt90 | Apr 11, 2023 |
A decir verdad, Rachel ni siquiera se sorprendió cuando encontró la primera gota de sangre.
En seguida comprendió: el empleado del taller donde había dejado su coche para aquella reparación debía haberse lastimado con una herramienta, y una gota de sangre salpicó la portezuela de su coche.
Todavía, durante un par de minutos, mientras circulaba formando parte del denso tráfico de Manhattan, Rachel estuvo pensando en la gota de sangre, pero la olvidó pronto de un modo definitivo. Ya había encontrado la explicación, y asunto resuelto. Habría estado bueno que ella, doctora en Psiquiatría y Psicología, no hubiese encontrado una explicación satisfactoria.… (altro)
 
Segnalato
Natt90 | Mar 28, 2023 |
En términos generales se podía definir a Desmond Wells como un golfo. Pero, claro, tampoco es cosa de ponerse a juzgar al prójimo a la ligera. Bien cierto era que Desmond vivía en un barrio poco recomendable de Los Angeles, y que su vida no era un modelo de puritanismo precisamente. Pero, a fin de cuentas, cada cual hace con su vida lo que le viene en gana, y eso era lo que hacía el simpático golfales de Desmond Wells.
Nadie sabía de dónde sacaba el dinero, pero todos sabían que Desmond no daba golpe. Y como una cosa no parecía encajar con otra, las malas lenguas incluso habían llegado a insinuar que Desmond Wells se dedicaba a hacer pequeños atracos por ahí, en solitario, y que vivía de darles sustos a empleados de gasolineras, tenderos y ancianas que salían de paseo por los parques. A lo mejor era cierto.
Es decir: a lo peor. Porque darles sustos a las ancianas no es una actividad que merezca, valga el ejemplo, el Premio Nobel de la Confraternidad Humana. Como fuese, Desmond tenia siempre los dólares que precisaba para vivir sin trabajar, y sólo muy de tarde en tarde pedía algún pequeño préstamo que, pasmo de pasmos, devolvía días más tarde puntualmente. Sin duda, por aquello de que debe existir un Código de Honor entre sinvergüenzas, porque si no, ¡adonde iríamos a parar!
… (altro)
 
Segnalato
Natt90 | Mar 24, 2023 |

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